UN VORAZ INCENDIO CAUSA CUANTIOSOS DAÑOS EN UN ALMACÉN DE LA SAGRERA

Seis bomberos resultaron heridos durante los trabajos de extinción.

“Durante varias horas, más de cien hombres lucharon contra el fuego. Alrededor de las nueve y media de la mañana del domingo, se declaró un violento incendio en los almacenes «Sagrera, S. A.», instalados en la calle Berenguer de Palou, 30. Dada la elevada combustibilidad de los artículos almacenados en el local, entre los que se contaban numerosas balas de algodón y bidones con líquidos inflamables, el fuego tomó rápido incremento, extendiéndose por la casi totalidad del edificio y causando al mismo y a cuanto contenía graves desperfectos.

Rápidamente acudieron los bomberos de los cuarteles Central, Sagrera y Exposición, con la inmensa mayoría del material disponible, esto es, doce coches extintores con más de ochenta hombres, a las órdenes del arquitecto-director, señor Sabadell, del subjefe señor Jordán y del jefe de guardia, señor Salvado. Pronto se unieron a los hombres desplazados a dicho lugar, otros bomberos francos de servicio que voluntariamente acudieron en ayuda de sus compañeros.

Los primeros esfuerzos de los bomberos fueron encaminados a evitar que, las llamas alcanzaran unas instalaciones de la RENFE y otras industrias en las que se manipulan licores, plásticos y un almacén de cereales, contiguos al local siniestrado, lo que, de haber ocurrido, hubiera ocasionado una verdadera catástrofe.

Asimismo, y en tanto arreciaba la violencia del fuego, que adquiría pavorosas proporciones, fueron evacuados, por medidas de seguridad, algunos inmuebles cercanos, entre ellos el convento de monjas de Nuestra Señora de Nazareth. Una densísima y negra humareda, que llegó a oscurecer la luz del día en una considerable, área de terreno, daba fe del gran volumen de las llamas y su eficacia devastadora.

Desde todos los puntos y ángulos que permitían las circunstancias, los bomberos atacaron, con extraordinario brío y decisión, el fuego, consiguiendo, primero, evitar su propagación; y combatiendo cada vez con mayor eficacia su avance hasta lograr localizar el foco, que poco a poco, y tras ímprobos esfuerzos, fue reduciéndose hasta conseguirse su total extinción.

Los trabajos revistieron, para los valerosos funcionarios, un riesgo extraordinario, por, cuanto el voraz avance de las llamas provocó la explosión de varios bidones con líquidos inflamables, así como el hundimiento de paredes, tabiques y techumbres. Asimismo para hacer más difícil la tarea, resultó que en aquel lugar no había suficientes bocas de riego para satisfacer las grandes exigencias del momento, por lo que los autobombas fueron movidos según un turno de rotación para ir a abastecerse a otros, puntos situados a alguna distancia del lugar del suceso.

(…)

No obstante la peligrosa misión de dominar el fuego no pudo llevarse a cabo sin que se produjeran víctimas entre los hombres que tan denodadamente lo combatieron. Varios fueron los accidentes que se produjeron durante los trabajos.

El más peligroso quizá sobrevino al desplomarse inesperadamente una pared de gran altura que aunque no alcanzó de lleno a ninguno de los que trabajaban allí causó lesiones a varios de ellos. Otros bomberos resultaron heridos por la caída de una escalera que habían emplazado en un determinado punto del edificio en llamas.

(…)

En el lugar del suceso se personaron el gobernador civil interino don Pedro Gómez Quintana; el gobernador militar, ya citado, general de Lamo Peris; los tenientes de alcalde señores Cruylles y Trullols y otras personalidades. Más tarde, el señor Trullols, acompañado de los señores Sabadell, Jordán y Salvado y del doctor Molino, visitó a los heridos interesándose por su estado, el cual, según informes de última nota, es muy satisfactorio.

El fuego queda dominado, después de más de seis horas de trabajos, alrededor de las tres y media de la tarde, el fuego pudo considerarse dominado, permaneciendo no obstante en el lugar del suceso un retén de guardia que ha ido turnándose durante la tarde del domingo, la noche y el día de ayer, para ir apagando los rescollos y evitar el peligro de su posible reavivamiento durante los trabajos de extinción del fuego fuerzas de la Policía Armada y de la Guardia Urbana mantuvieron por, razones de seguridad a gran distancia a la gran muchedumbre de curiosos que se estacionó por aquellos alrededores.”

Font: La Vanguardia 25 d’agost de 1959

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